Días de Euro2016
El 18 de junio de 2016 emprendí mi deseado viaje hacia uno de los eventos futbolísticos más importantes del año: La Euro Copa.
Vuelo Madrid-París, amanecer y Ryanair, mi mejor aliado en estos casos. El abordaje se realizó a tiempo, encontré mi silla (justo donde no hay ventanilla, qué suerte la mía) y a esperar a ver quienes serían los vecinos de silla. Cuando comenzó a subir el resto de la gente me di cuenta de que la mayoría eran colombianos, es una vergüenza, son tan fáciles de reconocer como los españoles en Alemania o los gringos en Colombia.
Sí señores, somos como una plaga! Para empezar hacemos muchísimo ruido, sobre todo si vamos en grupos grandes, es increíble lo ruidosos que somos, es como si no nos diéramos cuenta de que hay gente alrededor nuestro. Vestimos de todos los colores, sobre todo en Europa, como pa mostrar de donde venimos. El chisme ante todo: no podía concentrarme con tanto chisme a mi alrededor, especialmente porque no podía escuchar uno a la vez! (al menos dejen dormir hombre). Lo peor de todo, para poder llegar al avión de primera hora de la mañana, no falta el borracho. Oh, mira, son dos borrachos. Si, los que se sentaron a mi lado, qué suerte la mía. Un largo vuelo aguantándome el olor de dos rolos como de mi edad, borrachos y sin dejarme espacio para ir a hacer pipí!
Finalmente llegué a París - en realidad a Beauvais (como a una hora de París), donde está el aeropuerto en el que opera Ryanair y sólo se puede ir en el bus del aeropuerto que cobra por trayecto la bobadita de 15 euros. O sea 30 euros en pasajes de bus y el vuelo me había costado 30 euros...no ahorré nada, gracias - cuando me subí al metro hacia Hotel de Ville (para encontrarme con el amigo que me prestaría su apartamento por unos días) recordé lo maravilloso que es el sistema de transporte parisino, en realidad es muy completo y puedes llegar casi a todas partes en bus o metro. Pero también huele horrible.
De repente se subió un señor con pinta de ser de la calle, bastante sucio y barbado, cara de loco también. Estaba susurrando algo en francés y como yo quería enterarme de lo que decía lo miré a la cara. Fue un momento nada más. Un segundo. O un milisegundo. Suficiente para que el señor me mirara y lanzara un puñetazo directo a mi nariz. Vi su puño frente a mis ojos. Vi sus ojos de odio. Dijo algo. No hice nada.
Yo me quedé petrificada, no supe qué hacer. Tal vez hubiera sido bueno responder de la misma manera, tal vez hubiera sido bueno gritar, tal vez....tal vez. En ese instante de mi vida lo único que pensé fue: "marica, me mató". La señora que estaba sentada en la silla frente a mí en el pasillo me miró y me dijo con señas: "no hagas nada, no lo mires". Yo hice caso. El loco empezó a cantar con una voz muy ronca y bajito, apenas podía escucharlo.
Se subieron un par de chicos, tenían unos 15 años más o menos y cometieron el mismo error que yo: miraron al loco. Él empezó a provocarlos, ellos le respondían, él lanzaba patadas amenazadoras, ellos le reñían. Hasta que el loco agredió a uno y empezaron los gritos. Yo lentamente me levanté corrí hacia el otro lado del vagón y no hice nada. Los chicos y la señora se bajaron del tren y el loco presionó el botón de emergencia. Poco a poco se fue quedando solo en esa parte del vagón. En la parada siguiente me bajé. El loco también se bajó. Y yo me fui lo más rápido que pude, huyendo del loco.
Moraleja: no hacer nada (a veces) puede salvarme.
Todo transcurrió en su normalidad. El clima eso sí, el peor verano que he visto en años. París tiene una nube alquilada, lo juro. Y no me estoy quejando (como alguien insistió en recalcarme) estoy contando la verdad. Tan terrible se portaron las nubes durante la Euro2016, que la fan-zone apenas se llenaba, y eso cuando hacía sol. Lo importante es que estuve en la fan-zone de la torre Eifel 3 días (de los cuales 2 llovió). El día que no llovió fue el mejor de todos, jugué fútbol con desconocidos, me invitaron a cerveza y boté las llaves del apartamento de mi amigo. Nunca había pasado una noche tan amarga, durante un evento tan importante para mí.
Las llaves las perdí (o me di cuenta) cuando terminó el partido de Francia y toda la gente era expulsada de la fan-zone. Mi amigo no me respondía al teléfono y yo no sabía dónde estaba para ir a buscar la copia. Uno de los chicos (que eran desconocidos antes) me ofreció llamar a su mamá para quedarme en su casa (qué vergüenza), y la señora estaba de mucho mal genio porque era muy tarde y su hijo llamaba para invitar a una desconocida a dormir en su casa. Al final en medio de sollozos la convencí. Sobreviví a una noche "perdida" en París, gracias a una hermosa familia que abrió sus puertas cuando me vio en problemas. El papá de este nuevo amigo resulta que conocía Colombia y la mamá hablaba español muy bien, al final me ofrecieron quedarme allí de nuevo si era necesario. Los amé.
Moraleja: cuando menos te lo esperas, sale el sol.
Al día siguiente mi amigo me entregó las otras llaves y les saqué copia. Dormí todo el día y luego me fui nuevamente a la fan-zone en medio de la lluvia. A estas alturas se preguntarán por qué no hablo del ambiente de la eurocopa. Pues la verdad es que el ambiente sólo se vivía en el metro y al terminar los partidos. Ni antes, ni durante, vi demasiada gente cantando o buscando pelea como nos mostraron por tv los días anteriores. Eso sí, aunque tratara de cantar y animar a la gente durante los partidos, lo único que recibía era miradas de "cállate" y nadie me seguía el ritmo...se ven más alegres por tv.
Finalmente emprendí mi deseado viaje a Lille (donde vería a la histórica Italia vs la novata Irlanda). Yo hice la tarea y me compré la bufanda de Italia y la pintura para la cara. Pero más grande fue mi sorpresa cuando vi que la ciudad estaba inundada de hinchas de Irlanda y tan solo algunos de Italia. Más me sorprendió ver que la hinchada verde siempre estaba cantando y haciendo fiesta, cosa que no hacía mucha gente en París. Guardé mi bufanda y me puse a cantar con ellos ondeando mi bandera de Colombia, reconocida ahora por todos los hinchas futboleros. Fue un día muy feliz.
En el estadio, la misma tónica. Los hinchas irlandeses siempre cantando y más aún después de ganar y clasificar a la siguiente ronda. Al salir del estadio, lo típico, una fila de 2 horas para coger el metro. Como mi amigo y yo nos quedábamos a las afueras de la ciudad (casi en Bélgica), llamamos a un amigo suyo para que nos recogiera y nos acercara, porque a la velocidad de la fila, no llegaríamos ni al día siguiente.
La casa donde nos quedamos era de una familia muy amable. Su inglés bastante básico, pero entre su inglés y mi francés, la comunicación era casi perfecta. Lo peor que nos pasó fue que estando hospedados allí, se murió el papá del señor de la casa. Fue súper incómodo porque nosotros no sabíamos qué hacer, qué decir, y mucho menos cuando estábamos medio de fiesta con la euro...pero nada, pues ellos muy amables nos dejaron las llaves y confiaron en nosotros para entrar y salir mientras hacían sus vueltas de funeral.
Bueno luego regresé a París y tomé un avión a Barcelona para verme con un amigo colombiano y pasar unos días de playa. Pero esa es otra historia...
Esta historia está dedicada a mi amigo Greg, quien escribirá un libro sobre sus aventuras y espero salir en algún capítulo y traducirlo de inglés a español. Gracias por hacer el sueño de la Eurocopa realidad!
Vuelo Madrid-París, amanecer y Ryanair, mi mejor aliado en estos casos. El abordaje se realizó a tiempo, encontré mi silla (justo donde no hay ventanilla, qué suerte la mía) y a esperar a ver quienes serían los vecinos de silla. Cuando comenzó a subir el resto de la gente me di cuenta de que la mayoría eran colombianos, es una vergüenza, son tan fáciles de reconocer como los españoles en Alemania o los gringos en Colombia.
Sí señores, somos como una plaga! Para empezar hacemos muchísimo ruido, sobre todo si vamos en grupos grandes, es increíble lo ruidosos que somos, es como si no nos diéramos cuenta de que hay gente alrededor nuestro. Vestimos de todos los colores, sobre todo en Europa, como pa mostrar de donde venimos. El chisme ante todo: no podía concentrarme con tanto chisme a mi alrededor, especialmente porque no podía escuchar uno a la vez! (al menos dejen dormir hombre). Lo peor de todo, para poder llegar al avión de primera hora de la mañana, no falta el borracho. Oh, mira, son dos borrachos. Si, los que se sentaron a mi lado, qué suerte la mía. Un largo vuelo aguantándome el olor de dos rolos como de mi edad, borrachos y sin dejarme espacio para ir a hacer pipí!
Finalmente llegué a París - en realidad a Beauvais (como a una hora de París), donde está el aeropuerto en el que opera Ryanair y sólo se puede ir en el bus del aeropuerto que cobra por trayecto la bobadita de 15 euros. O sea 30 euros en pasajes de bus y el vuelo me había costado 30 euros...no ahorré nada, gracias - cuando me subí al metro hacia Hotel de Ville (para encontrarme con el amigo que me prestaría su apartamento por unos días) recordé lo maravilloso que es el sistema de transporte parisino, en realidad es muy completo y puedes llegar casi a todas partes en bus o metro. Pero también huele horrible.
De repente se subió un señor con pinta de ser de la calle, bastante sucio y barbado, cara de loco también. Estaba susurrando algo en francés y como yo quería enterarme de lo que decía lo miré a la cara. Fue un momento nada más. Un segundo. O un milisegundo. Suficiente para que el señor me mirara y lanzara un puñetazo directo a mi nariz. Vi su puño frente a mis ojos. Vi sus ojos de odio. Dijo algo. No hice nada.
Yo me quedé petrificada, no supe qué hacer. Tal vez hubiera sido bueno responder de la misma manera, tal vez hubiera sido bueno gritar, tal vez....tal vez. En ese instante de mi vida lo único que pensé fue: "marica, me mató". La señora que estaba sentada en la silla frente a mí en el pasillo me miró y me dijo con señas: "no hagas nada, no lo mires". Yo hice caso. El loco empezó a cantar con una voz muy ronca y bajito, apenas podía escucharlo.
Se subieron un par de chicos, tenían unos 15 años más o menos y cometieron el mismo error que yo: miraron al loco. Él empezó a provocarlos, ellos le respondían, él lanzaba patadas amenazadoras, ellos le reñían. Hasta que el loco agredió a uno y empezaron los gritos. Yo lentamente me levanté corrí hacia el otro lado del vagón y no hice nada. Los chicos y la señora se bajaron del tren y el loco presionó el botón de emergencia. Poco a poco se fue quedando solo en esa parte del vagón. En la parada siguiente me bajé. El loco también se bajó. Y yo me fui lo más rápido que pude, huyendo del loco.
Moraleja: no hacer nada (a veces) puede salvarme.
Todo transcurrió en su normalidad. El clima eso sí, el peor verano que he visto en años. París tiene una nube alquilada, lo juro. Y no me estoy quejando (como alguien insistió en recalcarme) estoy contando la verdad. Tan terrible se portaron las nubes durante la Euro2016, que la fan-zone apenas se llenaba, y eso cuando hacía sol. Lo importante es que estuve en la fan-zone de la torre Eifel 3 días (de los cuales 2 llovió). El día que no llovió fue el mejor de todos, jugué fútbol con desconocidos, me invitaron a cerveza y boté las llaves del apartamento de mi amigo. Nunca había pasado una noche tan amarga, durante un evento tan importante para mí.
Mis nuevos amigos: portugués y francés
Moraleja: cuando menos te lo esperas, sale el sol.
Al día siguiente mi amigo me entregó las otras llaves y les saqué copia. Dormí todo el día y luego me fui nuevamente a la fan-zone en medio de la lluvia. A estas alturas se preguntarán por qué no hablo del ambiente de la eurocopa. Pues la verdad es que el ambiente sólo se vivía en el metro y al terminar los partidos. Ni antes, ni durante, vi demasiada gente cantando o buscando pelea como nos mostraron por tv los días anteriores. Eso sí, aunque tratara de cantar y animar a la gente durante los partidos, lo único que recibía era miradas de "cállate" y nadie me seguía el ritmo...se ven más alegres por tv.
Finalmente emprendí mi deseado viaje a Lille (donde vería a la histórica Italia vs la novata Irlanda). Yo hice la tarea y me compré la bufanda de Italia y la pintura para la cara. Pero más grande fue mi sorpresa cuando vi que la ciudad estaba inundada de hinchas de Irlanda y tan solo algunos de Italia. Más me sorprendió ver que la hinchada verde siempre estaba cantando y haciendo fiesta, cosa que no hacía mucha gente en París. Guardé mi bufanda y me puse a cantar con ellos ondeando mi bandera de Colombia, reconocida ahora por todos los hinchas futboleros. Fue un día muy feliz.
Gracias Greg!
En el estadio, la misma tónica. Los hinchas irlandeses siempre cantando y más aún después de ganar y clasificar a la siguiente ronda. Al salir del estadio, lo típico, una fila de 2 horas para coger el metro. Como mi amigo y yo nos quedábamos a las afueras de la ciudad (casi en Bélgica), llamamos a un amigo suyo para que nos recogiera y nos acercara, porque a la velocidad de la fila, no llegaríamos ni al día siguiente.
La casa donde nos quedamos era de una familia muy amable. Su inglés bastante básico, pero entre su inglés y mi francés, la comunicación era casi perfecta. Lo peor que nos pasó fue que estando hospedados allí, se murió el papá del señor de la casa. Fue súper incómodo porque nosotros no sabíamos qué hacer, qué decir, y mucho menos cuando estábamos medio de fiesta con la euro...pero nada, pues ellos muy amables nos dejaron las llaves y confiaron en nosotros para entrar y salir mientras hacían sus vueltas de funeral.
Bueno luego regresé a París y tomé un avión a Barcelona para verme con un amigo colombiano y pasar unos días de playa. Pero esa es otra historia...
Esta historia está dedicada a mi amigo Greg, quien escribirá un libro sobre sus aventuras y espero salir en algún capítulo y traducirlo de inglés a español. Gracias por hacer el sueño de la Eurocopa realidad!


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