Tormenta

 Hace exactamente 10 años 2 almas estaban recibiendo la noticia en Medellín, de que serían aceptadas para hacer un master en Europa con beca completa. Las dos eran las primeras mujeres colombianas aceptadas en sus respectivos programas. 

Las dos eran ingenieras, pero de dominios completamente diferentes. Tan diferentes, que estas dos almas nunca se habrían cruzado aunque vinieran de la misma ciudad. Y eso hubiera sido muy triste, porque sin saberlo, esas dos almas eran gemelas.

Cada una tan diferente de la otra, pero al mismo tan complementarias.

Esas dos almas éramos Alex y yo.

Y así como nunca nos habríamos conocido en nuestra tierra natal, nuestro primer encuentro pasó casi desapercibido. Porque tanto ella como yo estábamos en Lieja, Bélgica, con ganas de conocer todo, excepto colombianos.

"Eres colombiana?" me preguntó el chico de Filipinas. Yo ya estaba lista para los comentarios sobre Pablo Escobar, drogas y todo eso. "En mi master también hay una colombiana! espera" y se fue a buscarla. Y la vi por primera vez. Casi de mi tamaño, pelo largo, negro y muy liso, de piel bastante más oscura que la mía, pero sin ser negra y con muchos tatuajes. Hermosa. Unos ojos tan profundos y expresivos, que me decía con su mirada lo poco que le importaba haberme conocido. Yo sentí lo mismo. "ah, qué hubo?" fue toda la conversación. 

Así conocí a mi negra. 

Y pensar que se convertiría en ese apoyo incondicional que a veces uno tanto necesita pero que no encuentra en ningún lado. Ese soporte anímico, esa única persona que entiende cada una de mis decisiones y comprende mis pensamientos sin siquiera decirlos. 

Alex había vivido cosas increíbles, que a veces pienso que serían de película. Además de tener una vida profesional envidiable. Yo nunca llegaría a ser como ella. Pero quería aprender de ella, empaparme de ella, para algún día, parecerme un poquito a ella.

Alex era río y era mar, era fuego y era lluvia, era bosque y era ciudad. Alex fue, es y será TORMENTA.

Hoy me toca despedirla.

Y qué fuerte es depedir a un amigo al que amaste y amarás con tanta intensidad.

Alex decidió viajar para no volver. Decidió dejar este  mundo terrenal para convertirse en polvo, para volar lejos, para estar con nostros en el nunca jamás. Y yo como que siempre lo supe.

En el fondo de mi alma, la entiendo. 

Afortunada fui de poder despedirme y acompañarla en la distancia.

Afortunada soy, de saber que me amó como la amé a ella.

Espérame en el cielo, corazón. O búscame en mis sueños.

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