(III) NO LEER


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Era un día común y corriente, amaneció soleado como siempre pero yo sabía que en la noche iba a llover a cántaros, siempre lo sé, es algo que siento dentro de mí…también sé cuándo alguien va a morir…
Me levanté con una leve esperanza de alegría en mi corazón, me asomé por la ventana de mi habitación de un veinteavo piso y vi la hermosa ciudad aún iluminada por las luces de la calle y ya por las montañas del este se empezaban a divisar los rojos rayos del sol. No me quería mover, era un espectáculo de no perderse, pero ya era hora de partir.
Cuando estuve lista me despedí de mi mamá y mi papá que ya se iba también para el trabajo y salí de mi edificio para tomar la ruta de todos los días hacia la universidad. Todo parecía normal, era como si se repitiera cada día la misma rutina, eso me gustaba, quería decir que nada raro estaba pasando hasta el momento.
Veía el cielo tan extrañamente despejado, tan soleado que sentía la lluvia fluir en mis entrañas y la oscuridad venir pronto, muy pronto. Pero me sentía alegre, y eso sí era raro.
El día transcurrió sin novedad en la universidad, las mismas personas en los mismos salones de siempre, las mismas clases, los mismos profesores, etc. Lo único diferente era mi extraña felicidad, normalmente no siento nada, sólo me levanto y me acuesto en la noche sin ningún sentimiento hacia mí, hacia la gente, hacia el mundo o hacia nada, pero ese día me sentía tan feliz, sentía que tenía vida por fin.
Generalmente no es usual me quede en la universidad después de clases, no lo considero necesario y no veo para qué quedarme, nunca hay nada diferente a estudiar, entonces simplemente salí a tomar la ruta como siempre lo hacía pero esta vez se demoró cinco minutos más en llegar, quizá yo había salido más temprano o mi reloj se había adelantado en algún momento, pero ahora sí sentía que algo iba mal.
Cuando llevaba dos minutos sentada en el paradero de buses y no entiendo por qué pero no me importaba estar ahí, llegó alguien y se sentó a mi lado, por pura intuición lo saludé y me devolvió el saludo un poco aturdido de que una desconocida lo saludara. Me volteé a mirarlo, pero disimuladamente, primero vi sus pies, tenía unos tenis negros y un jean azul, muy clásico para mi gusto, pero seguí mirando, llevaba una camiseta a rayas azules, mi color y estilo favoritos; se ponía interesante, cuando al fin lo miré a la cara, quedé estupefacta, a pesar de tener una cara muy pulida, había algo que lo hacía ver diferente, tenía ojos y pelo negros, una piel perfecta, nariz no muy grande y boca pequeña, era extremadamente atractivo, pero aún había algo extraño en él.
Al darse cuenta de mi mirada penetrante me preguntó mi nombre, se lo dije sin más y le pregunté el suyo, respondió de la misma manera que yo lo había hecho y me disparó con su mirada aún más intensa que la mía. Me encantaba. Conversamos durante los siguientes dos minutos hasta que llegó mi bus, que afortunadamente era el mismo que él estaba esperando, cosa que me alegró enormemente.
Obviamente nos sentamos juntos y seguimos hablando durante todo el camino. Una punzada sentí en mi corazón, como que toda la felicidad del día de un momento a otro se iba a terminar, me asusté tanto que él lo notó y me preguntó qué me pasaba, yo sólo le dije que iba a llover...Sentía que lo conocía de toda la vida, era como si ese día, el día más feliz de mi vida hubiera sido porque él aparecería para estar conmigo.
El bus iba muy rápido por el retraso de cinco minutos que había tenido, todo por el conductor haberse tardado un minuto más leyendo el periódico en la mañana, una vieja del centro que llevaba dos bultos con los cuales el conductor la tuvo que ayudar, un viejito que casi no podía caminar que intentaba dar un paseo en bus y un niño que no quería pagar el monto total del pasaje. Pequeños actos que ahora hacían que el conductor fuera de muy mal genio como si todos los pasajeros tuviéramos la culpa.
El siguiente semáforo acababa de cambiar a amarillo y estábamos un poco lejos, pero como todo en esta ciudad es al revés, el conductor aceleró aún más para evitar detenerse en rojo, cambió nuevamente y ya íbamos a media cuadra, las calles parecían despejadas cuando nuevamente lo sentí, ahora el punzón en mi pecho había sido más fuerte, pensé que tenía un ataque al corazón cuando vi que íbamos en la esquina, miré hacia la calle a través de mi ventana y no vi nada más.
El bus se volcó y dio varias vueltas a gran velocidad haciendo que todos sus ocupantes nos sacudiéramos muchas veces algunos perdiendo la conciencia, incluso yo, pero me acuerdo bien de todo lo que pasó, porque cuando quedé inconsciente en realidad mi alma me observaba, yo no estaba en el bus, sin embargo veía mi cuerpo rodar al lado de mi nuevo amor que al parecer estaba muy herido.
El bus se detuvo contra un poste que partió en dos pedazos, en ese momento comenzó a llover. Yo estaba petrificada al ver tan espeluznante escena y me acerqué a mi cuerpo pensando que había muerto, pero estaba bien, sólo unos rasguños a pesar de que el camión que chocó contra el bus lo hizo por el lado de mi ventana. Lo vi a él, estaba debajo de una silla o lo que quedaba de ella, bocabajo pero se notaba un gran charco de sangre bajo su cuerpo.
En ese momento desaparecí del terrorífico lugar y desperté atontada en la cama de un hospital. Era media noche varios días después del accidente, mi mamá estaba sentada en una silla de plástico al lado de mi cama, profunda, pobrecita, quién sabe cuánto tiempo llevábamos ahí. La desperté y le pregunté por lo que había pasado, no supo contarme bien la historia, sólo sabía que un camión volcó el bus en el que yo iba y que sólo una persona había muerto, un joven que estaba sentado al lado mío, pero que según las investigaciones no se sabe porqué él murió y no yo, ya que recibí el impacto del camión directamente.
Y desde ese día mi vida es más infeliz y aburrida de lo normal, todos los días llueve aunque pareciera un día espectacular, todos los días lloro aunque mi cara se ve como la de una persona normal, todos los días me acuesto y me sueño estando al lado del hombre por el que el día era soleado para mí, todos los días me levanto triste y viendo el silencioso cielo sobre mí, todos los días muero en mí porque todos los días recuerdo el día más feliz de mi vida, el día que morí para ver morir al que hubiera sido el amor de mi vida, pero yo estoy viva…lastimosamente estoy viva.

Comentarios

haz ha dicho que…
wow... me gustó... sos muy trágica :)haha
Anónimo ha dicho que…
jajajaja siii yo sé, esta es la colección de los tres primeros cuentos, todos con la misma línea. luego vendrán más, de pronto menos trágicos o incluso peores...
Johnnie Nieto ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Johnnie Nieto ha dicho que…
Parce que es esto tan encarretador?... jeje esta super chevere con un final un poco ummm no se pero huy buenisimo
i love my clitoris ha dicho que…
mmmmmmmmmmm
Luis Felipe Noreña Ospina ha dicho que…
Esta historia realmente me atrapó, lo mejor es notar el cambio de la monotonía alegre al desespero y desilusión