DOLORES DEL ALMA
He confirmado y no precisamente en carne propia que las enfermedades del alma son las más difíciles de curar, y por supuesto, si no se encuentra una cura a tiempo cuando el mal no se muestra muy evidente, se puede llegar incluso…a la muerte… y es entonces cuando uno entiende que para morirse lo único que se necesita es estar vivo y posiblemente… querer morir…pero uno se muere y nada se lleva, así que no sirve ser rico en dinero si somos pobres de corazón.
Él era un amigo, un familiar, un vecino, un hombre tan alegre, o al menos eso era lo que demostraba cuando se encontraba con otras personas. Parecía feliz, tenía dinero, novia, hijos, hermanos, primos, tíos y una madre que a pesar de sufrir de Alzheimer nunca olvidaba él quién era, pues una madre nunca olvida a su hijo y mucho menos a quien tanto amor le demostraba y la cuidaba con tanto fervor.
Cualquiera que saludara a su madre se encontraría digámoslo así, asustado, al escuchar de su parte que no conocía a quien la estaba saludando, y aunque se le explicara quién podría ser la persona, a los 10 minutos volvería a preguntar con un tono tan tierno que a uno hasta le daría risa: “y éste quién es?” y así durante horas, o hasta días si se podía pasar con ella ese tiempo.
Lo que más se puede recordar de ella es su frase que en un momento la invade y no puede parar de decirla. Es que creo que ella rezó tanto durante toda su vida, que eso no se le olvida, y cuando alguien le dice algo sobre cualquier tema, de un momento a otro comienza a rezar: “por los siglos de los siglos de los siglos de los siglos…amén…”.
Un 31 de diciembre en familia, un paseo a la finca, un viaje al exterior, tantas cosas que él podía hacer en poco tiempo, disfrutando con su familia por supuesto, cosas que lo hacen a uno feliz, porque la familia y los amigos son el tesoro más grande que una persona puede llegar a conseguir. Pero uno no sabe los problemas de nadie, uno en realidad no conoce a nadie, ni siquiera a sí mismo!
Algún día, uno de tantos, un triste día de algún año, uno de tantos, sus familiares notaron que él había desaparecido. No contestaba el celular, no contestaba el teléfono de su casa, nadie tenía razón de él desde la noche anterior y desde hacía unos días, nadie sabe exactamente desde cuando, se le veía preocupado, triste, aburrido, cansado…
Es que cuando el alma se enferma es como un cáncer, y la cura a veces es tan dolorosa que quizá la persona no la pueda soportar, o ni siquiera desee intentarlo. La vida es frágil y lo sabemos, es por eso que a veces nos aprovechamos de ella, pero otras veces, sin pensarlo abusamos de nuestra capacidad física y mental. Bueno, este no es el caso….o sí…
El caso es que su hermana muy angustiada avisó a sus sobrinos para que ellos mismos buscaran a su padre. Y su hermano se sentía triste pues sabía que él había estado como por decirlo así, despidiéndose de las personas y pidiendo perdón, pero en el fondo no creía que hubiera sido capaz de suicidarse o que estuviera desaparecido. Quizá sólo se quedó dormido.
Cuando el hijo mayor llegó a la casa de su padre y abrió la puerta, lo encontró, como todos pensaban, estaba ahí. Lo miraba desde arriba con esos sus ojos azules hermosos, pero estaban abiertos como asustado, como pidiendo auxilio, sus ojos gritaban aunque ya no tenían vida.
La única reacción que pudo tener su hijo fue un grito de rabia, tristeza, dolor e impotencia al ver ahí a su padre, colgando del techo, amarrado de pies y manos, muerto. Rompió un vidrio en el momento del susto y la impresión e inmediatamente llamó a su tía para contarle. Lo que nadie supo nunca, y creo que nadie sabrá, es lo que decía en la carta que había sobre el escritorio, al lado del computador que estaba aún encendido…no se sabe cómo hizo para atarse de pies y manos, pero se suicidó y con eso creía poder curar los dolores de su alma.
La preocupación más grande, después de haber asumido su muerte, era cómo decirle a su madre, a esa madre que preguntaba por qué justo ese día él no había ido a visitarla, a esa madre que cuando sonaba el teléfono creía que era él para explicar él mismo su ausencia, a esa madre que aunque no lo sabía, ya lo presentía.
Fue entonces cuando otro de sus hijos decidió tener valentía y decirle, pero toda la valentía se desvaneció al ver la cara de esa madre amorosa sonriendo y preguntando por su otro hijo. Lo único que pudo decir es que su hermano estaba en la clínica porque lo tenían que operar de algo muy grave y posiblemente no viviría. Una vil y cruel mentira, como todas, pero a veces para evitar el sufrimiento repentino de las personas débiles, es necesario mentir, no hay mentiras piadosas, pues al fin y al cabo la verdad aflora, era solo un medio para decir la verdad pero lentamente.
Ella, dentro de su mundo fantástico, lo entendió todo, sabía que no estaba vivo, pero aún así se puso a rezar, y no como siempre, sino esta vez pensando en su hijo, rezó unos cuantos ave maría, varios padrenuestros y quizá alguna oración que ninguno de nosotros recuerde; y después de un rato dijo “hijo, será que el señor se va a acordar de su hermanito?” y entonces él no soportó más su dolor y soltó el llanto que tenía contenido desde que llegó donde su madre, “mamá, él está muy grave, yo espero que el señor sí se acuerde de él”.
Horas después, no hubo nada más para hacer, nada más para esperar, ya había pasado tiempo suficiente, y aunque lo hubieran querido, él no resucitó, no se convirtió en vampiro ni mucho menos en zombi, tampoco en hombre lobo o en una especie de monstruo raro después de cometer el hecho de quitarse la vida. Se le contó la verdad a su madre, se le dijo que él no soportó la cirugía.
Su historia terminó ahí, de manera trágica y triste y aunque su madre a veces lo confunde con los cuerpos de su tío, su hermano o sus hijos, es sólo una ilusión, es otra parte del dolor en el alma que él le dejó a toda su familia. Pero el recuerdo hermoso de sus ojos y su sonrisa siempre acompañará a todos los que lo conocían, porque era una persona valiosa que aconsejará a los que necesiten tomar una difícil decisión.
No estoy de acuerdo con que la salida a los problemas sea huir de ellos, creo que la única forma de encontrar respuestas es buscarlas, enfrentar los miedos, luchar…vivir…porque los problemas son parte de la vida…pero su decisión fue esa, ahora no está en el mundo mortal, sino en el mundo de la eternidad por los siglos de los siglos de los siglos de los siglos...amén…
Él era un amigo, un familiar, un vecino, un hombre tan alegre, o al menos eso era lo que demostraba cuando se encontraba con otras personas. Parecía feliz, tenía dinero, novia, hijos, hermanos, primos, tíos y una madre que a pesar de sufrir de Alzheimer nunca olvidaba él quién era, pues una madre nunca olvida a su hijo y mucho menos a quien tanto amor le demostraba y la cuidaba con tanto fervor.
Cualquiera que saludara a su madre se encontraría digámoslo así, asustado, al escuchar de su parte que no conocía a quien la estaba saludando, y aunque se le explicara quién podría ser la persona, a los 10 minutos volvería a preguntar con un tono tan tierno que a uno hasta le daría risa: “y éste quién es?” y así durante horas, o hasta días si se podía pasar con ella ese tiempo.
Lo que más se puede recordar de ella es su frase que en un momento la invade y no puede parar de decirla. Es que creo que ella rezó tanto durante toda su vida, que eso no se le olvida, y cuando alguien le dice algo sobre cualquier tema, de un momento a otro comienza a rezar: “por los siglos de los siglos de los siglos de los siglos…amén…”.
Un 31 de diciembre en familia, un paseo a la finca, un viaje al exterior, tantas cosas que él podía hacer en poco tiempo, disfrutando con su familia por supuesto, cosas que lo hacen a uno feliz, porque la familia y los amigos son el tesoro más grande que una persona puede llegar a conseguir. Pero uno no sabe los problemas de nadie, uno en realidad no conoce a nadie, ni siquiera a sí mismo!
Algún día, uno de tantos, un triste día de algún año, uno de tantos, sus familiares notaron que él había desaparecido. No contestaba el celular, no contestaba el teléfono de su casa, nadie tenía razón de él desde la noche anterior y desde hacía unos días, nadie sabe exactamente desde cuando, se le veía preocupado, triste, aburrido, cansado…
Es que cuando el alma se enferma es como un cáncer, y la cura a veces es tan dolorosa que quizá la persona no la pueda soportar, o ni siquiera desee intentarlo. La vida es frágil y lo sabemos, es por eso que a veces nos aprovechamos de ella, pero otras veces, sin pensarlo abusamos de nuestra capacidad física y mental. Bueno, este no es el caso….o sí…
El caso es que su hermana muy angustiada avisó a sus sobrinos para que ellos mismos buscaran a su padre. Y su hermano se sentía triste pues sabía que él había estado como por decirlo así, despidiéndose de las personas y pidiendo perdón, pero en el fondo no creía que hubiera sido capaz de suicidarse o que estuviera desaparecido. Quizá sólo se quedó dormido.
Cuando el hijo mayor llegó a la casa de su padre y abrió la puerta, lo encontró, como todos pensaban, estaba ahí. Lo miraba desde arriba con esos sus ojos azules hermosos, pero estaban abiertos como asustado, como pidiendo auxilio, sus ojos gritaban aunque ya no tenían vida.
La única reacción que pudo tener su hijo fue un grito de rabia, tristeza, dolor e impotencia al ver ahí a su padre, colgando del techo, amarrado de pies y manos, muerto. Rompió un vidrio en el momento del susto y la impresión e inmediatamente llamó a su tía para contarle. Lo que nadie supo nunca, y creo que nadie sabrá, es lo que decía en la carta que había sobre el escritorio, al lado del computador que estaba aún encendido…no se sabe cómo hizo para atarse de pies y manos, pero se suicidó y con eso creía poder curar los dolores de su alma.
La preocupación más grande, después de haber asumido su muerte, era cómo decirle a su madre, a esa madre que preguntaba por qué justo ese día él no había ido a visitarla, a esa madre que cuando sonaba el teléfono creía que era él para explicar él mismo su ausencia, a esa madre que aunque no lo sabía, ya lo presentía.
Fue entonces cuando otro de sus hijos decidió tener valentía y decirle, pero toda la valentía se desvaneció al ver la cara de esa madre amorosa sonriendo y preguntando por su otro hijo. Lo único que pudo decir es que su hermano estaba en la clínica porque lo tenían que operar de algo muy grave y posiblemente no viviría. Una vil y cruel mentira, como todas, pero a veces para evitar el sufrimiento repentino de las personas débiles, es necesario mentir, no hay mentiras piadosas, pues al fin y al cabo la verdad aflora, era solo un medio para decir la verdad pero lentamente.
Ella, dentro de su mundo fantástico, lo entendió todo, sabía que no estaba vivo, pero aún así se puso a rezar, y no como siempre, sino esta vez pensando en su hijo, rezó unos cuantos ave maría, varios padrenuestros y quizá alguna oración que ninguno de nosotros recuerde; y después de un rato dijo “hijo, será que el señor se va a acordar de su hermanito?” y entonces él no soportó más su dolor y soltó el llanto que tenía contenido desde que llegó donde su madre, “mamá, él está muy grave, yo espero que el señor sí se acuerde de él”.
Horas después, no hubo nada más para hacer, nada más para esperar, ya había pasado tiempo suficiente, y aunque lo hubieran querido, él no resucitó, no se convirtió en vampiro ni mucho menos en zombi, tampoco en hombre lobo o en una especie de monstruo raro después de cometer el hecho de quitarse la vida. Se le contó la verdad a su madre, se le dijo que él no soportó la cirugía.
Su historia terminó ahí, de manera trágica y triste y aunque su madre a veces lo confunde con los cuerpos de su tío, su hermano o sus hijos, es sólo una ilusión, es otra parte del dolor en el alma que él le dejó a toda su familia. Pero el recuerdo hermoso de sus ojos y su sonrisa siempre acompañará a todos los que lo conocían, porque era una persona valiosa que aconsejará a los que necesiten tomar una difícil decisión.
No estoy de acuerdo con que la salida a los problemas sea huir de ellos, creo que la única forma de encontrar respuestas es buscarlas, enfrentar los miedos, luchar…vivir…porque los problemas son parte de la vida…pero su decisión fue esa, ahora no está en el mundo mortal, sino en el mundo de la eternidad por los siglos de los siglos de los siglos de los siglos...amén…
Comentarios
Ke Dios bendiga a los corazones buenos, y Ke los malos se pudran en el propio veneno Ke llevan dentro antes de Ke tengan la mínima oportunidad de aser daño....