Lecciones aprendidas en Europa, parte 5 (La compra)

Volviendo a contar mis interminables historias y colombianadas en Europa, llegamos a un tema que me ha traído muchísimas sonrisas: Hacer la compra.

Empecemos por lo primero, acá se habla castellano (yo no, yo solo me burlo de las expresiones y palabras que no entiendo, y a veces las uso también en mofa. Pronto una entrada solo para este tema) y los españoles no dicen "ya hiciste mercado?" o "ya hiciste las compras?" ellos dicen: Voy a hacer la compra. La compra, en singular, envuelve todo tipo de compras relacionadas con comida, víveres o elementos de la canasta familiar: es decir el mercado.

La compra en Europa es muy diferente a la compra en Colombia. En mi tierra normalmente el mercado se hace el fin de semana, ya que las personas descansan y tienen tiempo de salir y llenar el carro de víveres. En eso estamos más o menos iguales, acá la compra se hace el sábado (si es en supermercados) y el domingo si es en la venta dominical (o mercado de pulgas). Cabe aclarar que no se compra lo mismo sea el sábado o el domingo, pues el domingo es la típica minorista de parque donde vienen las personas a vender sobre todo carne, frutas, verduras y pescado. En todas las ciudades donde he tenido la oportunidad de vivir o visitar he visto que es igual: en el supermercado compras los productos elaborados y en el mercado callejero compras los productos naturales.

Ahora bien, es super importante en la feria de domingo encontrar todo tipo de cosas usadas: ropa, utensilios, zapatos, bicicletas, elementos deportivos, juegos de mesa, libros, etc. Mejor dicho, si quieres comprar pendejadas: ve a la feria de domingo.

En Lieja esta feria es una mezcolanza de ventas que uno no sabe por donde empieza y donde termina. No tiene las frutas a un lado y la carne al otro, no, eso es un verdulero al lado de una vendedora de chaquetas chinas. Son más o menos 2 kilómetros a lo largo del río en el centro de la ciudad, donde puedes encontrar cualquier cosa que necesites. Los precios, bueno algunas cosas son baratas, otras no tanto, por algunas pagas el extra de estar fresco, por otras simplemente ofreces y logras un buen descuento. Es la vida del domingo.

En Nantes en cambio esta feria se veía los martes pues era el día en que más pescado se vendía y estaba fresco. Como no vivíamos cerca del centro, nos quedaba difícil ir a la compra entre semana, por lo que nunca pudimos ver cómo era en esta ciudad.

En Alemania en cambio, esa si es pura y únicamente mercado de pulgas (algunas son ventas de calle con frutas y demás, pero más que todo es pulguero). Acá se ve de todo, puedes comprar hasta zapatos nuevos que los hijos de la señora nunca usaron por precios increíbles. O libros que parecen nuevos por tan solo 1 ó 2 EU. Ahí es donde de verdad vale la pena comprar pendejadas.

Pero vamos a lo importante: el mercado.

Lección número 10: las bolsas son caras, re-utilícelas. En Europa en la mayoría de tiendas y supermercados no hay ni empacadores ni bolsas. Acá cada uno tiene que hacerse de las suyas para empacar sus cosas en la maleta, los bolsillos o lleva las cosas en las manos. Cada bolsa cuesta en promedio 0.1 EU, que si vas sumando de compra en compra es un precio altísimo por un pedazo de plátisco, por lo tanto, una vez compras la bolsa de tu primera compra: úsala de nuevo hasta que se rompa.

Personalmente pienso que es una iniciativa muy buena, el plástico es basura y además es un material que se tarda mucho en regenerarse. Es mejor usar tantas veces como sea posible el pedazo de plástico que compras, o mejor aún: compra un carrito de compra.

Lección número 11: el carrito de la compra es indispensable. En mi primera visita a la feria de domingo en Lieja veía que vendían un tipo de carrito muy chistoso por todas partes, era como una mochila grande pegada de un par de barras de metal con unas ruedas de goma para arrastrarla. Al principio no entendía para qué era, pero después de comprar unos kilos de manzana, unos cuantos bananos, un par de litros de leche, cereal, carne, pan y muchas cosas más, meterlas en una bolsa y coger el famoso bus 48....bueno....mis bíceps han tenido un buen trabajo tanto cargando la bolsa como agarrándome de la varilla del bus para no caerme y desparramar toda la compra.

En todo caso, fue de vital importancia comprar el carro de la compra. Es que imagínense uno por ahí caminando con el paquete de papel higiénico en la mano, o el cereal, o la leche! qué pena! jajajajaa. Pues en realidad ya no me da pena, lo hago como todo el mundo y con la cabeza arriba jeje.

Ahora, en qué terminó mi carrito de compra? pues mi primer carrito de compra (el belga) tuvo un pequeño accidente debido a la belleza de bus 48. Lastimosamente no encuentro las fotos de lo que quedó del carrito...Bueno, resulta que después de una buena compra, con el carrito pesando unos buenos kilos más otras bolsas en las manos, el bus 48 llega a la parada de Sart Tilman y milagrosamente he sobrevivido. Al bajarme, junto a algunas otras personas, mi pesado carrito no soporta el salto del bus al asfalto y golpea contra el bus....hasta ahí llegó una de las ruedas de goma. Y ahora cómo pienso llegar a la residencia caminando por el poco amigable sendero con tantos kilos encima??? OMG alguien ayúdeme por favor!

Pues apareció un ángel (negro, muy muy negro y alto) que me ayudó cargando el carrito como si fuera una pluma, en una sola mano todo el camino hasta la residencia. Este ayudante negro que me conseguí sólo hablaba francés y yo medio lo balbuceaba, así que ahí nos entendimos: cómo te llamas, qué haces, de dónde eres. Fin de la conversación.

Ahora sin carrito de compra hasta que nos mudamos a Nantes porque no pensaba volver a pagar un peso por un carro tan chatarrudo! jamás de los jamases!

En Nantes, nuevamente tuve que comprar un carrito. Esta vez afortunadamente lo hice en IKEA (la típica tienda de cosas para el hogar tipo Homecenter, donde consigues hasta lo que no necesitas). Este carrito estaba mejor elaborado, excepto por la bolsa. La bolsa es una cosa ahí como de plástico (más bien como del material con que hacen los costales) y la amarras al carrito, así si se te rompe la bolsa simplemente compras otra (por tan solo 2 EU).

Yo iba feliz a mi compra en el Leclerc (como un Jumbo pero de precios baratos) y llené el carro, uff iba más contenta que un marrano estrenando lazo. Uno por lógica va acomodando la compra con las cosas más pesadas abajo, hasta lo delicado arriba, por lo que mis 6 litros de leche estaban en la parte de abajo y hacia arriba iban cereales, frutas, quesos, carnes etc.

Cuando fui a coger el bus, tenía que cruzar la vía del tram, y las rueditas de mi carrito son muy pequeñitas, pero de todos modos alcanzaba a pasar sin alzarlo. Como la bolsita esta va ahí medio amarrada del carrito y a veces llega a pesar muchísimo, igualmente se puede balancear un poco, al punto que roza el piso... no tengo que decir mucho más (ver foto), ustedes imagínense el caminito de leche que me persiguió hasta subirme al bus y mi cara de vergüenza todo el camino mientras la leche seguía regando su hilo y el bus con las curvas hacía su propio camino....trágame tierra. Y es que no era agua, cerveza, jugo, cocacola...no...era LECHE!!!


La bolsa de plástico la puse para medio disimular o aguantar un poco la regada de la leche, es que con todo encima me hubiera tocado en la mitad de la calle sacar el mercado para sacar la caja de leche rota, y luego volver a meter todo...no sé qué me habría dado más vergüenza! jajaja Es de destacar que ahí ya estaba esperando el bus, entonces no se ve bien la cantidad de leche que se regó antes de llegar a la parada.

A esa sobreviví, y también sobrevivió media caja de leche! weeeeeeepa!

En Alemania me toca diferente, porque acá casi no uso el carrito de compra. Como he comprado una bici digna de mí (una hermosa mtb), entonces la compra la debo hacer moderada y poner lo que pueda dentro de la mochila que cargo al trabajo, de modo que pueda siempre ir en bici.

Nueva escena a pintar: yo con una mochila que contiene 2 kg de manzana, 1kg de banano, 2 lt de leche, queso, cereal y mis cosas personales, yendo en bici a la casa, cargando además el paquete de 10 rollos de papel higiénico hacia casa, a la cual debo subir con bici al hombro y es un tercer piso (equivalente al cuarto piso en Colombia, pues acá el primer piso en realidad es el cero). Eso no hace parte de mis visitas semanales al gimnasio!

Así es la compra acá, sírvase usted mismo y empaque en lo que pueda!!!

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