Historias de vida 4: de Hamburgo a Rostock
Como les he contado, el master que hice fue de movilidad, por lo que viví en Bélgica, Francia y Alemania, y como hice mis prácticas en Hamburgo, luego me tuve que mudar nuevamente para ir la ciudad donde quedaba mi última universidad: Rostock.
Esta mudanza comparada con las otras dos, fue la más desorganizada, porque no pude irme directamente a la residencia nueva sino que tuve que hacer algunas estaciones antes de poder hacer la mudanza final. Primero tuve que desocupar la habitación en la que vivía el 30 de octubre, porque el dueño regresaba de sus vacaciones en México y obviamente no podía dejarme viviendo en su habitación por más tiempo.
Entonces la empacada de todo se hizo un poco eterna porque estaba sola, pues Álvaro estaba en otra ciudad. Además tenía bicicleta de montaña nueva, sumando al encarte inicial. Entonces la mayoría de las cosas las pude dejar en casa del chico alemán mientras podía mudarme a Rostock (la residencia estaba reservada para unos días después), así que tenía que buscar una solución de estadía por los días que me quedaban.
Mi amigo ruso también se estaba quedando en Hamburgo, así que me ofreció su casa por un par de noches para poder tener donde dormir. Luego me fui a Rostock en bus y llevé un par de maletas. Afortunadamente allí ya se encontraba una de las chicas del master (la de Myanmar) y sería mi compañera de apartamento - pero no en la misma habitación, gracias a la virgen de Guadalupe! Entonces ella reclamó mis llaves y yo llegué tarde en la noche para instalarme.
Esta vez me faltó previsión y no empaqué más que la ropa necesaria para unos días y algunas chaquetas, pero nada de ropa de cama, así que esa noche tuve que arroparme con chaquetas y una sábana que me prestó otro de los amigos que ya había llegado. Al día siguiente fuimos la birmana y yo a Ikea para comprar algunas cosas que necesitábamos las dos (ollas, platos, cubiertos, sábanas y cosas así), y pues aprovechando que compartíamos apartamento, sólo compramos lo necesario para compartir y así salía más barato.
Luego regresé a Hamburgo porque decidí tomarme unos días de descanso (ya que los cursos sólo comenzaban a mitad de mes y yo ya había terminado mi trabajo). Me fui a Italia! Allí estaba haciendo sus prácticas mi amigo argentino y coincidencialmente lo visitó también el venezolano, entonces armamos la rebelión. Mentiras. Estuvimos juntos ese fin de semana en La Spezia, tomamos algunas cervecitas, fuimos a Cinque Terre, caminamos por la ciudad y no hubo gran cosa, porque el argentino aún debía terminar su trabajo. Así que yo me fui a Florencia y luego regresé a Kiel (al norte de Hamburgo) para esperar a que Álvaro terminara su pasantía, ayudarle a empacar y salir desde allí hacia Rostock.
Olvidé decir que el día que me fui a Rostock sola, recibí una llamada a mi celular. Era Álvaro. Me pareció extraño porque siempre nos escribimos para ahorrar minutos. Contesté y me dice: "no me vas a creer lo que ha pasado..." dicho eso, yo ya sabía qué había pasado, pero dejé que me lo dijera ..."me han robado la bici". Yo no sabía qué decir. Tenía rabia, tristeza y un montón de sentimientos encontrados porque se lo había advertido! Pues después de las bicis que nos robaron en Nantes, ambos decidimos comprar bicis de montaña de gama media. A él le duró aproximadamente dos meses. Yo nunca dejé mi bici afuera cuando estaba en Alemania, de hecho tenía que subir hasta el piso 3 todos los días en mi casa de Hamburgo y sin ascensor (en Europa el primer piso es el cero), y si no había otra opción, le ponía doble candado en la calle. Pero Álvaro la dejó fuera un par de noches, dando papaya, y los ladrones no rompieron el candado de la bici: rompieron la barra de la jardinera donde estaba amarrada!
Entonces cuando fui a Kiel después de Italia, el pobre Álvaro estaba muy triste porque había perdido su bici casi nueva. Y yo, como siempre, no pude quedarme callada y le dije que era su culpa, haciéndolo sentir peor. Sin embargo, a pesar de que sabemos que no podemos dejar las bicis en la calle, es totalmente injusto que la gente se aproveche. Yo me sentí muy mal por haberle dicho eso, él tampoco la dejó ahí para que se la robaran, obviamente. Empacamos las cosas y alquilamos un coche para el viaje. Teníamos que pasar por mi antigua casa para poder recoger mis maletas y mi bici, así que lo hicimos y ya cuando entró la noche inició el viaje de 185 km hasta nuestra nueva casa.
Como ya habían pasado unas horas desde que empezamos el viaje en Kiel, yo tenía mucha hambre. Entonces cerca a Lübeck paramos en una gasolinera para comer algo, aunque fuera una hamburguesa de Burger King, porque nos faltaban un par de horas para llegar y seguramente en Rostock no íbamos a encontrar nada abierto a las 10pm.
Cuando seguimos nuestro camino y estábamos muy contentos de ver luces de la nueva ciudad, yo me di cuenta que algo me faltaba. Soy una tonta, después de una hora más de camino vengo a darme cuenta que dejé mi bolso en el Burger King. Qué hacemos a las 10pm en carretera en una ciudad que no conocemos? Decidimos entrar a una nueva gasolinera y ver si nos podían ayudar. La señora no hablaba inglés, así que me tocó sacar a relucir mi alemán y hacerme entender como fuera. En mi bolso estaba mi vida! (pasaporte y tarjetas de banco). El problema era ahora encontrar la gasolinera en la que nos habíamos detenido a comer, en ese momento nuestras mentes se bloquearon y no recordábamos qué tan lejos de Hamburgo había sido.
La señora nos mostró en un mapa las opciones que teníamos, así que llamamos a las que habían abiertas y en ninguna habían encontrado mi bolso. La única opción era devolvernos. Yo sólo pensaba que había sido muy cerca de Hamburgo, entonces tendríamos que hacer por lo menos otros 300 km de recorrido para ir y volver, por lo que el precio de renta del coche se nos iba a subir un montón. Pero yo lo iba a asumir, era mi culpa al fin y al cabo. Después de lo que le dije al pobre Álvaro, ese era mi karma.
Sólo quedaba un Burger King abierto a esa hora en la carretera, y entonces llamé para que no nos cerraran antes de llegar. Les dije que había perdido mi bolso, lo describí y lo que tenía dentro. Era el mismo al que había llamado la señora unos minutos antes, pero esta vez me dijo que sí había un bolso y ya había llamado a la policía para entregarlo. Le pedí que por favor me esperara y al llegar me lo entregó. Es increíble que todo lo que tenía en el bolso estuviera intacto. Incluso el dinero. El chico llamó a la policía para cancelar la llamada anterior y nosotros seguimos el camino después de un café.
Al final no llegamos a las 10 pm, sino a la 1 am. Con más de 50km extra en el coche rentado y fatigados, sobre todo Álvaro que tuvo que conducir todo el tiempo.
Yo aprendí mi lección: cierra la boca, que el karma es muy cruel. Y nunca pierdas de vista tu bolso.
Este un video que hicimos para reirnos un poco en Rostock. La idea era golpear con una bola de nieve la ventana de la chica de Myanmar...pero golpeamos la de alguién más...
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Esta mudanza comparada con las otras dos, fue la más desorganizada, porque no pude irme directamente a la residencia nueva sino que tuve que hacer algunas estaciones antes de poder hacer la mudanza final. Primero tuve que desocupar la habitación en la que vivía el 30 de octubre, porque el dueño regresaba de sus vacaciones en México y obviamente no podía dejarme viviendo en su habitación por más tiempo.
Entonces la empacada de todo se hizo un poco eterna porque estaba sola, pues Álvaro estaba en otra ciudad. Además tenía bicicleta de montaña nueva, sumando al encarte inicial. Entonces la mayoría de las cosas las pude dejar en casa del chico alemán mientras podía mudarme a Rostock (la residencia estaba reservada para unos días después), así que tenía que buscar una solución de estadía por los días que me quedaban.
Mi amigo ruso también se estaba quedando en Hamburgo, así que me ofreció su casa por un par de noches para poder tener donde dormir. Luego me fui a Rostock en bus y llevé un par de maletas. Afortunadamente allí ya se encontraba una de las chicas del master (la de Myanmar) y sería mi compañera de apartamento - pero no en la misma habitación, gracias a la virgen de Guadalupe! Entonces ella reclamó mis llaves y yo llegué tarde en la noche para instalarme.
Esta vez me faltó previsión y no empaqué más que la ropa necesaria para unos días y algunas chaquetas, pero nada de ropa de cama, así que esa noche tuve que arroparme con chaquetas y una sábana que me prestó otro de los amigos que ya había llegado. Al día siguiente fuimos la birmana y yo a Ikea para comprar algunas cosas que necesitábamos las dos (ollas, platos, cubiertos, sábanas y cosas así), y pues aprovechando que compartíamos apartamento, sólo compramos lo necesario para compartir y así salía más barato.
Luego regresé a Hamburgo porque decidí tomarme unos días de descanso (ya que los cursos sólo comenzaban a mitad de mes y yo ya había terminado mi trabajo). Me fui a Italia! Allí estaba haciendo sus prácticas mi amigo argentino y coincidencialmente lo visitó también el venezolano, entonces armamos la rebelión. Mentiras. Estuvimos juntos ese fin de semana en La Spezia, tomamos algunas cervecitas, fuimos a Cinque Terre, caminamos por la ciudad y no hubo gran cosa, porque el argentino aún debía terminar su trabajo. Así que yo me fui a Florencia y luego regresé a Kiel (al norte de Hamburgo) para esperar a que Álvaro terminara su pasantía, ayudarle a empacar y salir desde allí hacia Rostock.
Olvidé decir que el día que me fui a Rostock sola, recibí una llamada a mi celular. Era Álvaro. Me pareció extraño porque siempre nos escribimos para ahorrar minutos. Contesté y me dice: "no me vas a creer lo que ha pasado..." dicho eso, yo ya sabía qué había pasado, pero dejé que me lo dijera ..."me han robado la bici". Yo no sabía qué decir. Tenía rabia, tristeza y un montón de sentimientos encontrados porque se lo había advertido! Pues después de las bicis que nos robaron en Nantes, ambos decidimos comprar bicis de montaña de gama media. A él le duró aproximadamente dos meses. Yo nunca dejé mi bici afuera cuando estaba en Alemania, de hecho tenía que subir hasta el piso 3 todos los días en mi casa de Hamburgo y sin ascensor (en Europa el primer piso es el cero), y si no había otra opción, le ponía doble candado en la calle. Pero Álvaro la dejó fuera un par de noches, dando papaya, y los ladrones no rompieron el candado de la bici: rompieron la barra de la jardinera donde estaba amarrada!
Entonces cuando fui a Kiel después de Italia, el pobre Álvaro estaba muy triste porque había perdido su bici casi nueva. Y yo, como siempre, no pude quedarme callada y le dije que era su culpa, haciéndolo sentir peor. Sin embargo, a pesar de que sabemos que no podemos dejar las bicis en la calle, es totalmente injusto que la gente se aproveche. Yo me sentí muy mal por haberle dicho eso, él tampoco la dejó ahí para que se la robaran, obviamente. Empacamos las cosas y alquilamos un coche para el viaje. Teníamos que pasar por mi antigua casa para poder recoger mis maletas y mi bici, así que lo hicimos y ya cuando entró la noche inició el viaje de 185 km hasta nuestra nueva casa.
Como ya habían pasado unas horas desde que empezamos el viaje en Kiel, yo tenía mucha hambre. Entonces cerca a Lübeck paramos en una gasolinera para comer algo, aunque fuera una hamburguesa de Burger King, porque nos faltaban un par de horas para llegar y seguramente en Rostock no íbamos a encontrar nada abierto a las 10pm.
Cuando seguimos nuestro camino y estábamos muy contentos de ver luces de la nueva ciudad, yo me di cuenta que algo me faltaba. Soy una tonta, después de una hora más de camino vengo a darme cuenta que dejé mi bolso en el Burger King. Qué hacemos a las 10pm en carretera en una ciudad que no conocemos? Decidimos entrar a una nueva gasolinera y ver si nos podían ayudar. La señora no hablaba inglés, así que me tocó sacar a relucir mi alemán y hacerme entender como fuera. En mi bolso estaba mi vida! (pasaporte y tarjetas de banco). El problema era ahora encontrar la gasolinera en la que nos habíamos detenido a comer, en ese momento nuestras mentes se bloquearon y no recordábamos qué tan lejos de Hamburgo había sido.
La señora nos mostró en un mapa las opciones que teníamos, así que llamamos a las que habían abiertas y en ninguna habían encontrado mi bolso. La única opción era devolvernos. Yo sólo pensaba que había sido muy cerca de Hamburgo, entonces tendríamos que hacer por lo menos otros 300 km de recorrido para ir y volver, por lo que el precio de renta del coche se nos iba a subir un montón. Pero yo lo iba a asumir, era mi culpa al fin y al cabo. Después de lo que le dije al pobre Álvaro, ese era mi karma.
Sólo quedaba un Burger King abierto a esa hora en la carretera, y entonces llamé para que no nos cerraran antes de llegar. Les dije que había perdido mi bolso, lo describí y lo que tenía dentro. Era el mismo al que había llamado la señora unos minutos antes, pero esta vez me dijo que sí había un bolso y ya había llamado a la policía para entregarlo. Le pedí que por favor me esperara y al llegar me lo entregó. Es increíble que todo lo que tenía en el bolso estuviera intacto. Incluso el dinero. El chico llamó a la policía para cancelar la llamada anterior y nosotros seguimos el camino después de un café.
Al final no llegamos a las 10 pm, sino a la 1 am. Con más de 50km extra en el coche rentado y fatigados, sobre todo Álvaro que tuvo que conducir todo el tiempo.
Yo aprendí mi lección: cierra la boca, que el karma es muy cruel. Y nunca pierdas de vista tu bolso.
Este un video que hicimos para reirnos un poco en Rostock. La idea era golpear con una bola de nieve la ventana de la chica de Myanmar...pero golpeamos la de alguién más...
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