Un 2016 que siempre se recordará

Este fin de año ha sido épico, sin duda alguna. Desde mi último post político (de la trágica derrota del SI en el plebiscito por la paz) han pasado muchas otras cosas que quedarán para siempre en nuestras memorias.

La payasada del Nobel de paz se materializó y nuestro adorado Chucky recibió su premio en Noruega. El Centro paracrático, perdón, Democrático tuvo la osadía de decir que el premio fue comprado, y evidentemente fueron nuevamente el hazme reir del mundo. Incluso yo misma sugerí que ahí había gato encerrado, sin embargo yo no soy una figura pública y mucho menos política.

Hablando de política, cómo les parece la otra payasada, y esta vez mundial: Trump presidente de los Estados Unidos.  Qué vergüenza, sobre todo porque esta vez fueron los latinos quienes marcaron la diferencia, pero aparentemente votando por él! O sea, borregos hay en todas partes por lo que veo. Cómo es que en Florida ganó el hombre que ha mostrado el mayor odio por la comunidad latina y ha promovido una nueva era de fascismo? Ahora los gringos que se creen muy nativos salen a la calle diciento "let's make America white again". Perdón? Es que América es blanca? Esa si es nueva para mí. Hasta donde tenía entendido los blancos americanos llegaron con las conquistas y luego en búsqueda de refugio tras las guerras mundiales.

Ya toca echarnos a la pena y esperar que el idiota inútil de Trump no salga con más pendejadas. Ya está proponiendo un ministro de educación creacionista y haciendo negocios con Rusia para destruir el polo norte con su búsqueda de petróleo. Además del daño ya hecho al mundo con el famoso fracking, quieren dejarnos prácticamente sin un planeta habitable. Porque además él y sus amigos niegan el calentamiento global, lo consideran un hoax, dicen que es mentira y por ende no pretenden cumplir con los acuerdos de París. Creo que si algún día tengo hijos, ellos no durarán mucho en este mundo.

Por otro lado, la situación en Siria empeora y a nadie parece importarle. Le dan más importancia a un camión estrellado en Berlín que a las bombas que se lanzan diariamente sobre territorio sirio. Como si allá no hubieran personas inocentes muriendo en una guerra que no es de ellos. Como si sus muertos valieran menos que los alemanes o los franceses o los belgas. Siria ya no le importa a nadie, lo han demostrado y ahora es nuestra misión aportar un granito de arena al mundo.

Otro de los campos que me ha dejado bastante triste es el aeronáutico. Mi corazón se ha hecho pedacitos con cada accidente anunciado en los últimos meses. Especialmente el del equipo de fútbol brasileño, no sólo porque pretendían jugar la final de la copa sudamericana contra mi equipo del alma, sino porque sucedió en mi tierra, cerca de donde yo crecí, donde monto bicicleta cada que tengo oportunidad, donde puedo respirar la paz que tanto anhelo. Me dolió también porque fue una tragedia anunciada, que podía evitarse de la manera más lógica: repostando en un aeropuerto alterno.

Pero la corrupción incluso en el medio aeronáutico se vio en gran medida gracias a este accidente. Una gran cadena de errores provocó la muerte de 71 personas y aún lloramos la pérdida. Luego algunos accidentes aéreos en otros continentes y en Colombia siguieron la racha. Las malas prácticas parecen empezar a cobrar víctimas en la aviación a nivel mundial y a ver cuándo se logra un buen control de ello.

En el deporte vimos cómo mi verde del alma no pudo llegar a la final del mundial de clubes, jugando contra un equipo japonés al que todos habíamos considerado inferior. El exceso de confianza también se paga y esta vez le tocó a Nacional. Para alegría de muchos, Nacional perdió por goleada. Es una lástima que la gente del mismo país celebre esta derrota cuando un equipo los está representando a nivel mundial. Afortunadamente se consiguió el tercer lugar en contra de un equipo histórico y con ese premio de consolación regresan a casa los jugadores.

Ellos regresan para estar con sus familias en las fiestas de navidad que son las que más me gustan del año, porque nada se compara a estar en Colombia por navidad. Pero yo me quedo acá. Tercer año consecutivo que paso navidad en Europa y el vacío que siento es enorme. Claro que disfruto con la familia de Álvaro que me recibe en España con mucho amor, claro que me gusta ver la nieve caer y disfruto el invierno. Pero después de 3 años siento que mi familia me hace más y más falta, sobre todo en esta época.

Un año para no olvidar, un año que se va y otro viene con nuevas oportnuidades de crecer y ser mejores.

Felices fiestas y mis mejores deseos en 2017 para quienes me leen.

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