De cuando salí con un uribista

Esta es la triste historia de ese breve momento de mi vida en que salí con un uribista. No era uribestia, porque este si era de esos ricos con finca, caballos y vacas que se beneficiaron de todas las "maravillas" que hizo el innombrable durante su gobierno. Por lo tanto digamos que tenía algún derecho a defenderlo y seguir su corriente. Sin embargo, para mí seguía siendo una gran estupidez.

Era por allá el 2014, como por esta época (mayo o junio), en mi época dorada del MTB, cuando podría haber empezado a competir pero no quise, cuando podría entrenarme muy fuerte para ir al nacional pero no quise. Porque estaba esperando con ansias mi partida a Europa para comenzar mi maestría. Mi papá siempre me ha dicho que la vida es las decisiones que tomas, yo tomé la decisión de estudiar y tal vez por eso no me maté en una bici (porque loca si estaba...estoy).

En una de mis salidas montañeras, con un grupo de gente que conocí una vez montando también, conocí a este chico (mejor no digo su nombre, pero lo llamaremos Moreno, y no por su color de piel precisamente 😉 ). Moreno se comportó super bien conmigo desde el primer día. y de hecho, después de montar, se ofreció a llevarme a casa en su camioneta.

Al llegar a casa, después de una divertida conversación, me invitó así de manera loca y atrevida (como yo) a un paseo en moto esa misma noche: "vamos a Llanogrande? te recojo en la moto esta noche". Yo pues me sorprendí bastante, Moreno apenas me conocía. Le dije: "Oh, me encantan las motos, yo tengo una pequeñita, qué tienes tú?" A lo que responde: "Una BWS". "Vale, vamos a Llanogrande pero volvemos temprano que mañana tengo que hacer cosas" pero en realidad no tenía que hacer cosas, por ese entonces estaba sin trabajo pues había tomado la decisión de renunciar a la universidad (esa es otra larga historia que contaré algún día).

Cuando llegó por mí como a las 8pm, bajé de mi casa y mi cara de sorpresa cuando lo veo en una BMW de esas gigantes. En ese momento me di cuenta que estaba saliendo con un hijo de papi, de los que siempre criticaba. Pero era la primera "cita", así que lo acepté y nos fuimos. Llegamos como en media hora al mall y comimos en una pizzería. Luego creo que nos tomamos algo y bajamos a Medellín otra vez.

Moreno estaba muy interesado en mí, se le notaba muchísimo. Un fin de semana de esos de puente, me fui con mis papás a pasear por Bolombolo. Nosotros no tenemos finca, pero se alquila una y ya, paseo fijo. Moreno en su interés por mi, de locura cogió su moto y fue a buscarme a la finca. Incluso arruinó el maletero porque se le cayó en la trocha que tenía que subir para verme. Pobrecito, un millón de pesos por una caja que se pega en la moto, con tal de verme. Después de eso, pues se interesó aún más. Me contaba sus historias de la universidad y los juzgados (es abogado). Me mandaba mensajitos todos los días. En ese entonces empezó el furor de Snapchat así que nos mandábamos fotos chistosas todo el tiempo. Era bastante tierno conmigo. Me invitaba a almorzar, montar bici, salir, y casi todos los días nos veíamos así fuera por un café.

Llegó el día en que me dijo que si quería ser su novia. Pero lo dijo como en broma, así que yo también le respondí en broma. Pero de repente me empezó a presentar a sus amigos y familiares como si fuera su novia. Debo decir que ese fue el principio del fin (como en casi todas las relaciones que he tenido).

El día que llegué a su casa por primera vez, después de una ruta de MTB (imaginense la escena: yo toda embarrada, sudada, oliendo a mico), entré a su casa en el Poblado (un apartamento de esos gigantes que ya ni me acuerdo dónde era) y sale su mamá en pijama: una señora ya de edad porque Moreno era el menor de 3 o 4 hermanos. Fue un poco incómodo para las dos así que obviamente la señora fue algo grosera (en mi opinión) y mejor no hablamos demasiado. Montamos las bicis a la camioneta y Moreno me llevó a casa.

La segunda vez (o no sé si tercera o la última), fui invitada a un asado que haría con unos familiares. Fue la peor cita de mi vida. Estabamos en época de elecciones presidenciales, por lo que fue el tema de conversación. Tuve que morderme la lengua toda la noche, literalmente, para no insultar a nadie. Desde el momento en que su madre me preguntó "tú eres Echeverry? de cuáles?" a mí me entró un calor y unas ganas de gritar increíbles. "Echeverry de los de Rionegro, señora, pero no los del Tablazo que son blancos, de los otros, los indios". Su cara era un poema, tendrían que haberla visto.

Así fue toda la noche, hablando de las maravillas de OIZ y de por qué tenía que votar por él (o en su defecto por la del partido conservador). Hasta que me cansé. Les dije que realmente no estaba de acuerdo, que para mí la mejor opción era una coalición en oposición a Santos (y a Uribe), sin embargo, seguir con el proceso de paz porque era la única manera de comenzar de nuevo a construir una sociedad basada en el respeto a la diferencia y en búsqueda de la igualdad social. Cuando toqué el tema del paramilitarismo, esa señora se puso como un tití. Básicamente me dijo que el "dotor Uribe" tenía todo el derecho a defender sus tierras e invitar a otros terratenientes a que se unieran en fuerzas a su defensa ya que el ejército no era capaz de retener a la guerrilla.

"Los ciudadanos tienen derecho a defenderse de los bandidos", "Sí señora, claro que tienen derecho. A lo que no tienen derecho es a ser bandidos con esa excusa". Ahí terminó mi conversación, preferí callar el resto de la noche, con lágrimas en los ojos y salir  corriendo de ese ambiente de mierda que defendía la guerra y atacaba la posibilidad de una sociedad igualitaria.

Desde ese día las cosas se pusieron muy tensas con Moreno. Ya me irritaba cualquier comentario de su parte (y además lo hacía a propósito). Un día estábamos comiendo pizza en Laureles, cuando le sonó el celular "Es mi hermano, hace mucho no hablamos". Me comí la pizza, me tomé el jugo, y me quedé sola durante toda la cita, escuchando su conversación con el teléfono. Tal vez después de eso no nos volvimos a ver.

Aprendí que no me gustan los niños ricos. Por más cosas que tenga (moto, carro, apartamento, finca, caballos...) y mucho menos si es uribista, lo que necesito a mi lado es una persona que me valore, me anime a seguir adelante y me acompañe en el camino. Y creo que eso es lo que encontré unos meses después.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Hahahahhaha el mejor relato. Es muy difícil callar, parece que Salem letreritos con ideas, fue genial lá moraleja. Parabéns
Unknown ha dicho que…
Jajaja. Si lo recuerdo. Me alegra que esa experienciate haya dejado buenas enseñanzas
Unknown ha dicho que…
Es muy bueno que ello te haya abierto los ojos, de este modo sabemos como es que ellos son.
Así la gente que apoya a ya saben quien aprenda algo de ti.
Simón Escobar ha dicho que…
Buena historia, no te había leído hasta hoy y me encantó; conozco esos ambientes como el que describes y realmente los odio, la gente es capaz de justificar cualquier cosa. Menos mal fue una experiencia del pasado. Saludos