A propósito de colombianadas en Europa

He decidido este mes escribir esta historia porque me parece bastante chistosa. Espero que mi amigo no se moleste si la escribo, pero creo que le va a dar gracia también. Creo que no he conocido a alguien que lo haya pasado más mal que él al llegar a Europa, aún después de leer mis consejos e incluso que yo lo ayudara con algunas cosas.

Primero, este amigo llegó a Bélgica hace un par de semanas para hacer el mismo master en ingeniería naval que hice yo. Para ganarse la beca el pobre la pasó muy mal, pero lo importante es que al final se la dieron y por eso se pudo venir.

No sé por qué compró un pasaje con escala de una noche en Madrid y luego al día siguiente volaba a Bruselas. Así que le pedí el favor a una de mis amigas madrileñas para que le alojara esa noche porque el pobre no conocía nada y yo no quería que se perdiera o algo. Resulta que mi amiga llegaba el mismo día que él de sus vacaciones en Israel, pero ella llegaba en la noche y él en la mañana. Así que le dije que cogiera sus cosas juicioso, tomara un metro o tren hacia el centro y en una de las estaciones principales guardara todo en consigna para ir a conocer la ciudad. Fácil, no? Bueno, error número 1: dejó las cosas en consigna en el aeropuerto, T4. De esto no me percaté sino hasta la noche cuando me contó lo que tuvo que hacer.

Durante el día estuvo caminando por la ciudad, pero fue muy demalas, le cayó un aguacero de esos de verano en Madrid así que apenas pudo ver nada. Además se le descargó el móvil y no sabía como comunicarse con mi amiga. Para rematar, según él, no encontraba wifi en ningún lado. Bueno, no sé cómo se las arreglaría, pero logró llamar a mi amiga y quedar con ella en una estación del metro. Cuando se encontraron fue el padre de mi amiga el que se percató que el viaje de la mañana siguiente era desde la T1 y no la T4, es decir, su equipaje estaba al otro lado del aeropuerto y tocaba ir a recogerlo. Ellos cansados de su viaje desde Israel fueron super amables y lo llevaron a recoger todo, lo invitaron a cenar y lo acogieron super bien esa noche. A la mañana siguiente, levantado a las 4am, cogió un taxi para el aeropuerto.

El vuelo muy bien. El chico venía muy cansado y como no pudo dormir bien (tal vez por el jetlag), cayó como un pescado en ese avión y no se enteró de nada. Pasadas las 8 vi que estaba por aterrizar (yo estaba siguiendo el vuelo en un radar), así que empecé a enviarle mensajes de instrucciones para llegar a mi ciudad. Tenía que coger un par de trenes para poder llegar a Lieja, donde yo lo iba a buscar en la estación para llevarlo a mi casa, donde dormiría por unos días mientras le daban la habitación en la residencia universitaria.

Según los horarios, yo lo esperaba a eso de las 2pm, sin embargo como a las 12:30 recibo un mensaje, donde me decía que había llegado. Lo llamé y vaya sorpresa: "Sara, se me quedó el diploma de la universidad en un tren". Estaba todo asustado, imagínense, el diploma original. Es que la verdad, es muy pelotudo jajajajaa.

Me fui en cuanto pude. Como el sistema de transporte público es demasiado lento aquí, llegué a la media hora y el pobrecito todo desesperado me mira con carita de perro. "Parce, venga a ver qué podemos hacer". En información, como pude informé de la pérdida: "señor, a mi amigo se le quedó su diploma en el tren de tal hora, del aeropuerto a Lovaina, qué podemos hacer para recuperarlo? es algo muy importante". Respuesta: "si era tan importante, por qué lo perdió?". Los que me conocen saben que en ese momento quise matar a ese hombre. Nos dio un formulario de pérdida y pues vaya con Dios. Amén.

Llamé a la chica de la oficina internacional de la universidad para ver qué podíamos hacer sin diploma de Colombia, cómo se iba a registrar en el master? Fuimos allí y finalmente con el acta de grado (que sí la tenía en la mochila) pudo registrarse y problema solucionado. El diploma hasta hoy no ha aparecido.

Como se quedó en mi casa unos días, me tocó dejarlo que se defendiera como pudiera en la ciudad. Obviamente con las respectivas perdidas y el negarse a usar el google maps, típico colombiano en Europa. Afortunadamente conseguimos una sim card fácilmente y nos podíamos comunicar seguido, sino, juro que el man estaría bajo un puente.

Le ayudé con sus cosas burocráticas: que tienes que ir allí, registrarte allí, conocer a este o visitar a aquél. Fuimos a la residencia, le dieron su habitación. Todo bien hasta ahí. El fin de semana salimos y luego el domingo tuvimos una carrera de 11km con obstáculos. Él entre el jetlag y el cansancio, quería morirse en esa carrera. Y yo, bueno, yo siempre he sufrido de calambres, pero nunca me habían dado tantos como ese día. Al terminar, nos dio la locura de atravesar toda Bélgica sólo por comer comida de mar. Él nunca había comido nada de eso (yo algunas cosas no más). Aquí el vídeo.

Se fue a su habitación y ya lo dejé, como toda madre a su hijo adulto. Pero sólo que este no ha crecido (jajajaa, no me mates). En su primera salida con sus propios amigos, se perdió. Mientras los buscaba, lo atacaron varios belgas que lo confundieron con un ladrón. Cómo él no entendía nada de francés, pues no sabía lo que pasaba. De repente alguno empezó a hablar en inglés y decirle que era un ladrón. Él decía que no se había robado nada y trataba de irse, pero lo acorralaron contra un muro y lo empujaban muy fuerte. Rompieron su chaqueta y cogieron su móvil para tomar sus datos. Lo que no sabe el chico que lo atacó, es que al tomar sus datos, ahora nosotros también sabemos quién es. Estamos pensando en la forma de vengarnos (pues mi amigo no quiso poner denuncia en la policía), así que recibimos sugerencias.

Bueno, olvidado el caso "ataque en la calle a las 2 am". Decidió salir otra vez y ahora con chaqueta nueva. Pero no se percató de que tenía la etiqueta. Bueno, ha sido el objetivo de bullying durante una semana. Además, en una fiesta organizada en Bruselas con varios estudiantes y ex-estudiantes del master (en la cual estuve yo), tenía que pasarle algo más. Al regresar en el tren de media noche a Lieja, uno de sus amigos se vomitó en el vagón. Nosotros sólo podíamos reirnos y ya. Nos cambiamos de puesto para que no supieran que fuimos nosotros, pero los muy pelotudos (el que vomitó y él) dejaron las mochilas en la silla vomitada.

En resumen, a los dos les pusieron una multa! Pero esta historia es tan buena que merece una entrada para ella sola, luego la cuento bien. A la semana siguiente fue a pedir que no le pusieran la multa. El otro chico aceptó la culpa y con eso se salvó. Pero a partir de allí es más conocido como BULTOESAL.

Ahora, para seguir con su racha. Salió con sus amigos de nuevo esta semana a tomar cervezas en un bar muy popular de la ciudad. Pidieron el menú degustación que son 13 cervezas, vaya número de buena suerte. La suya fue la única mala. El sabor era como a fragancia de limón pasado. Decir que te tomaste una cerveza mala en Bélgica es como decir que te tocó tomar café malo en Colombia.

Bultoesal ha comenzado clases. Sólo espero que se limpie esa sal. Le hacemos un bañito de yerbas?

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