Entre pitos y ruedas, quién podrá defendernos?

Esta entrada se merece algunas fotos y es larga la historia para sólo 24 horas fuera de casa. Así que vaya prepare crispeticas y empiece a leer con calma.

Hace unos días tuve mi primer viaje en bici por Bélgica. Con una amiga decidimos coger nuestras burritas de metal y arrancamos rumbo norte de un día para otro. Una ruta corta como para empezar a aprender cómo funciona esto del ciclo turismo. Nosotras vivimos en Liege, que queda en la región de Walonia, y nos dirigimos hacia la región de Flandes pasando por un cachito de Holanda. La ruta era: Liege, Maastricht, Genk, Hasselt, Tongeren, Liege. Apenas 120 km a hacer entre la tarde del sábado y domingo.



Me levanté muy emocionada el sábado para iniciar mi primera aventura ciclística. Fui a la tienda BIO a comprar unas cositas pa comer en el viaje (pimentón, berenjena, calabacín, cebolla, frutos secos y bananos) y me dispuse a organizar las alforjas. En un lado: cambio de ropa, chanclas, saco por si me daba fío, toalla y termo de agua bien fría. En el otro lado: comida y elementos de cocina. Sobre el porta alforjas: los dos sacos de dormir y mi hamaca. Sobre el cuadro: maletica con los documentos, móvil, llaves y herramientas básicas. En la mochila, un litro de agua para beber continuamente. Todo listo pa irnos!

Aquí ya se ve el primer problema: la bici iba cargada solo atrás, lo que la hacía un poco difícil de controlar, la verdad
En la foto ya estábamos en Maastricht, llevábamos unos 40 Km y todavía nos faltaban al menos 20 para llegar al destino en Genk. La estábamos pasando muy bien, hacía un día genial y la gente en la ruta nos saludaba. Nada podría cambiar nuestro espíritu alegre. Hacía mucho calor, eso si nos tenía bastante deshidratadas y agotadas, pero íbamos felices. Sobre todo cuando justo cruzando la frontera nuevamente hacia Bélgica, encontramos un lago y así de locas decidimos lanzarnos al agua.

El lago estaba al lado de esto, ver video al final para saber más
Y bueno, pedaleamos hasta llegar a Genk. Esto es otra región de Bélgica que se llama Flandes (y no hablan francés). Ya de por sí nos sentíamos en otro país con esas casas tan espectaculares, nada que ver con Walonia. Paramos en una bomba de gasolina para pedir agua y luego seguir los últimos 10 Km hacia el parque bonito que queríamos visitar y así buscar donde dormir. Todo era plano, entonces super fácil llegar, pero igual estábamos ya cansadas con 60 Km encima (ojo, que no es lo mismo pedalear con una bici normal que con una cargada) y ganas de descansar. Habíamos parado a comer una sola vez antes de llegar a Maastricht y ahora ya queríamos cenar y montar las hamacas bien tranquilas.

Llegamos! queríamos pasar este "puente" en la provincia de Limburg
Al lado de uno de los lagos de ese parque conseguimos un lugar tranquilo para poder hacernos la comida y esperar que se fuera toda la gente para montar las hamacas. Comimos y respiramos aire fresco. Vimos a los pescadores sacar unas truchas gigantes (o algún pescado de esos). Y a las 9:30 pm empezaron a desfilar hacia el parqueadero. Cuando ya no quedaba nadie, empezamos el montaje. No duramos 2 minutos amarrando las hamacas (no alcanzamos a montar ni una), cuando los guarda bosques llegaron a pedirnos que nos fuéramos porque estaba prohibido el camping salvaje. A lo cual dijimos que no había problema y empezamos a recoger.

La cena y el lago💓<3 td="">
Uno de los guardas se veía preocupado por saber dónde íbamos a dormir y empezó a preguntarnos cosas. Hace cuánto viajan? Cómo se conocieron? Para dónde van? No llevan tienda? Siempre duermen en hamaca? Por qué no se quedan el hostal? Para lo que tocó inventarnos una buena historia, porque si decíamos que habíamos justo empezado a viajar ese mismo día, nos mandaría directo al hostal. Dijimos que nos conocimos en Francia y llevábamos 1 mes viajando. Nuestro siguiente destino era Liege y seguiríamos hacia el sur para volver a Francia. Nos habíamos quedado en casas de gente y cuando hacía buen tiempo (como ese día), en las hamacas. El hostal no era una opción para nosotras.

Resulta que este guarda hablaba español. Las dos nos quedamos un poco sorprendidas porque además hablaba super bien y conocía suficiente de Colombia para poner conversación. Así que igual se preocupó por no dejarnos por ahí a la deriva. Habló con su compañero y nos propusieron de acampar en los bosques de la casa del guarda bosques, con la condición de irnos a primera hora de la mañana, no hacer ruido, ni iluminar mucho las lámparas. En ese momento nos sentimos campeonas del mundo.

Después de pasar la noche en el bosque de esta casa, campeonas!
Yo tengo que confesar que la noche se me hizo eterna. Cada ruido de los árboles, cada aleteo, cada aullido, cada sonido minúsculo me despertaba. O mejor, nunca supe si estaba dormida o despierta. Claro, en algún momento pude haber dormido, pero es ahí donde no sé si lo que escuchaba era verdad o parte de mi sueño. Entonces no descansé nada de nada, y tenía mucho calor acumulado. Tuve que ir a hacer pipí 3 veces. Ustedes no saben lo terrible que es levantarse en medio de la noche para salir del saco de dormir y bajarse de la hamaca, tratando de que nada se caiga, sin ver un carajo (aunque tenía la lámpara) y con el susto de que cualquier bicho se me va a subir pierna arriba.

Nuestra habitación
Se oían perros a lo lejos, lo cual me dejaba un poco inquieta por si venían a atacarnos o a robarnos la comida. Y de repente, en mi limbo somnoliento, empecé a escuchar pasos de animales más grandes e incluso voces humanas (marica, nos pillaron!). También al rato, un perro estaba ladrando justo al lado de nuestras hamacas. Yo no quise abrir los ojos, no quise mirar, no quise saber si era realidad o sueño. Al final no sé cuánto duró, pero se acabó. Y los pájaros empezaron a cantar, y el cielo empezó a clarear. Era hora de empezar a rodar!

Nos fuimos en cuanto recogimos todo. A las 7 am ya llevábamos 10 km y teníamos mucha hambre. Así que paramos en Hasselt para hacernos un desayunito. Un domingo a esa hora todo está calmado, fue genial parar en el puerto y darnos cuenta de la soledad y tranquilidad que se respira. Luego seguimos camino y no queríamos parar hasta por lo menos el medio día.

(Ya no tengo más fotos porque en este punto no queríamos hacer más).

Pero como a las 10 am yo empecé a sentir mucho sueño (obvio, no dormí). Paramos en un supermercado a comprar antisolar y yo monté colchoneta en pleno parqueadero, no me importaba nada. La gente me miraba raro, pero en serio con ese nivel de cansancio uno no piensa en nada más. Liliane entró al super y compró la crema mientras yo descansaba. Luego conversamos un rato y llegamos al tema del perro: sí había sido real. Los humanos, en cambio, creo que eran producto de mi imaginación. O ella no los escuchó?

Siguiendo el camino, cruzamos Tongeren y luego subimos una cuesta ya un poco más pesada. Se nos acabó el agua así que paramos en otra tienda de esas de carretera y pedimos que nos llenaran las bolsas. Ya empezamos a ver muchos ciclistas de ruta. En Bélgica es un deporte muy común (por eso tantos belgas en el tour de Francia y los otros). En general la gente super amable, siempre nos hacían gestos y hasta paraban un poco para saludarnos.

Iban siendo como las 10:30. Nos faltaban 20 Km para llegar a Liege. Pero yo tenía un hambre de esas que cortan. Necesitaba almorzar lo antes posible. Nos dijimos que en cuanto viéramos oportunidad, parábamos a comer y descansar. Además las previsiones de llegar a Liege parecían más temprano de lo esperado, así que no teníamos afán.

Siguieron pasando ciclistas. Uno, dos, o muchos. Luego pasó otro solo. Nos saludó muy amable, pero íbamos un poco de subida así que tomamos unos segundos en responder y voltear a mirarlo. Cuando saludé y lo miré, di la vuelta hacia el otro lado para decirle a Liliane (que venía detrás): "no lo mires". El hijo de las mil putas (y me disculpan las putas) se estaba masturbando!!! Cómo hijueputas se puede uno masturbar mientras va en una bicicleta! (perdón, pero no puedo expresarme de otra manera cuando cosas así suceden).

Este pedazo de mierda quería que lo miráramos, le excitaba vernos desde atrás y además quería que le miráramos su miembro (el cual ni siquiera estaba suficientemente erecto ni grande). Era asqueroso! Ahora, sólo miré por una fracción de segundo, pero obviamente suficiente para retener el detalle del momento, porque es simplemente pertubador y chocante. Acaso ese tipo asqueroso no tiene hijas, hermanas o madre? No es capaz de imaginarse lo que pudimos sentir en ese momento? No sabe que eso es una forma de acoso sexual? A lo mejor lo sabe, pero es un pervertido de mierda.

Liliane no lo miró, tal como le dije, pero el muy animal la obligó a mirarlo. Le insistió y finalmente le tocó el hombro. Yo sólo escuché el grito y vi al tipo irse como una bala. El sentimiento de impotencia era increíble. Nosotras en nuestras bicis cargadas nunca podríamos haberlo alcanzarlo, él lo sabía. Además si hubiéramos reaccionado de cualquier manera violenta, las que llevaban las de perder legalmente éramos nosotras!

Todo esto pasó en un lapso de 40 segundos más o menos. Qué diablos podemos hacer para defendernos en estas situacions? Por qué el gas pimienta no es permitido como arma de defensa en todos los países (incluida Bélgica, donde está prohibida su venta)? Cómo podríamos evitar estas situaciones? Será mejor entonces quedarnos encerradas en casa? Cómo hubiera reaccionado usted? Quién podrá defendernos?

Yo traté de no darle demasiada importancia y que una cosa desafortunada no dañara lo bonito de nuestro viaje, pero Lili si estaba muy perturbada. Seguimos pedaleando y cuando vimos una esquina con una virgencita en el pueblo de Jupile, decidimos armar cocina y comer ahí. Luego de una buena pausa y descanso, estábamos listas para los últimos kilómetros. Aquí pasaron las últimas bonitas experiencias.

Primero, mientras estábamos en nuestro lugar tranquilo al lado de la estatua de una virgen que ni sé cuál era, veía una casa al otro lado de la cual alguien nos observaba. Abrían y cerraban una cortina todo el tiempo, pero yo no veía quién era. Ya a punto de irnos, salió de esa casa un señor con dos niños. Venían hacia nosotras y yo pensé que nos iban a echar. Pero no, venían a ofrecernos agua. Casi me pongo a llorar de la emoción. Los niños se veían tan emocionados por poder ayudarnos con algo, aunque fuera poco. Claro que no la necesitábamos, acuérdense que justo hace poco habíamos pedido en una tienda. Pero una lección de ruta es: nunca digas NO al agua. Aceptamos los kilos de más con mucho amor.

La segunda cosa bonita fue otro ciclista. Cogiendo la ruta de nuevo hacia Liege, otro señor en bici intentó montarnos conversación y nosotras totalmente estresadas y cerradas tratamos de evitarlo con respuestas secas. El señor se veía bastante amable y entonces le contamos lo que nos pasó. Se sintió super ofendido y nos dijo que ese tipo de gente deberíamos hacerlos caer de la bici. Rodamos con él como 10 Km (él se unió a nuestro ritmo) y nos invitó a reunirnos con él en una próxima rodada en un bar para invitarnos a una cerveza. Ahora tenemos un amigo de ruta!

Lecciones, muchísimas, y eso que sólo salimos 24 horas de casa. Una experiencia inolvidable, para repetir y para corregir los tantísimos errores que cometimos.

Aquí está el link del video

Pronto haré otro donde con la emoción del momento les cuento la historia del pervertido, el agua y el señor amable. También haré otro con la compilación de errores que tenemos que corregir para la próxima ruta: Liege-Durbuy-La Roche en Ardenne-Aywaille-Liege. Ya les contaré cómo nos va.

Atentos pues y gracias por leerme!


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