Decisiones, cada día...

Y entonces qué quieres hacer?

Es la pregunta más ocurrente de los últimos meses. La respuesta es vaga y nubosa porque en realidad no lo sé. No lo he anunciado públicamente, pero mi deseo más profundo desde hace años es coger mi bici y rodar por el mundo. Es lo que me inspira y me invita a continuar cada día. Ya lo había hablado con mis padres y ellos lo habían aceptado, aunque no estuvieran de acuerdo.

Cuándo te vas entonces?

Segunda pregunta después de pensar qué quiero. Esta es aún más difícil de responder. Estoy en un proceso de formación y aún me faltan meses para culminar. Me iría justo después? No lo sé. A lo mejor lo más inteligente sería quedarme un tiempo más para pedir la nacionalidad belga, luego puedo irme más tranquila.

Por qué quieres la nacionalidad?

Bueno, es difícil de explicar, sobre todo porque ahora mismo el mundo está patas arriba. Pero sin duda tener la nacionalidad belga me puede traer ventajas administrativas y facilidad para poder viajar por el mundo. Podría tener mi cuenta bancaria inscrita en Bélgica y si llegara a pasar algo, siempre es más fácil buscar ayuda en las embajadas europeas. No es que no quiera volver a mi país, pero allá las cosas son tan complicadas que sólo dan más problemas cuando buscas soluciones. Además, en caso de llegar a Colombia y que no haya nada para mi allí, siempre podré volver a Bélgica si soy ciudadana. 

Me agobia volver a Colombia ahora, donde sé que la incertidumbre sería absoluta. No sólo económicamente, sino social y políticamente. No quiero sentir ese miedo de que si salgo de casa en la noche, podrían matarme o violarme. No quiero pensar que si saco mi móvil en la calle, pueden venir a robarme y que además sea mi culpa por "dar papaya". Lo que más rabia me da es que es nuestro derecho salir sin sentirnos amenazados, pero en Colombia se ha vuelto tan normal que pasen estas cosas, que se justifica al agresor y se culpabiliza a la víctima. 

Me abruma la ciudad con su rutina, su contaminación, su ruido. Y me desespera que nadie quiera hablar de esto, porque solo muestran lo "maravillosa" que es Colombia, pero nadie quiere aceptar que la seguridad está por los suelos o que se está volviendo invivible. Lo que más me impacienta es la falta de comunicación y que todo el mundo se haga el ciego. Quieren mostrarle al mundo lo extraordinario que es nuestro país, cuando por dentro está corrompido hasta el tuétano y no se hace nada por cambiarlo. 

Sí, Colombia es estupenda para pasar vacaciones. La comida es rica, la gente es amable, los paisajes son increíbles. Pero una vez te instalas allí, todo cambia. Ves los problemas, las desventajas, la corrupción, la desigualdad. Pero sobre todo, te vuelves parte del problema. Yo quisiera ser parte de la solución, pero no estoy lista.

Pero con todo eso, aún tienes esperanzas?

Sólo la esperanza me mantiene con ganas de volver. Porque igual creo que los buenos somos más y siento que puedo aportar a que las cosas cambien. No sé cuándo sería el momento adecuado, pero sé que volveré. Lo único claro es que mientras se siga con este gobierno de extrema derecha, mi presencia en Colombia no es grata.

Lo único que realmente me hace dudar de todo esto es mi familia. Ya perdí a mi padre estando aquí, me perdí de sus últimos años, sus últimas sonrisas, sus últimos abrazos. Y ese dolor tan intenso no me lo ha podido quitar nada ni nadie de aquí. Mi familia es la única verdadera razón por la que quiero sentir esperanza, quiero dar la lucha por que ellos tengan una vida digna.

Lo pongo más claro. En lo que va del año 99 mujeres, alrededor de 300 líderes sociales y, desde la firma del proceso de paz, más de 200 ex-guerrilleros asesinados. Esto puede parecer simples cifras, y al comparar con otros países hasta se dirá que no es nada. Pero son supremamente importantes para entender la situación actual en Colombia y por qué mi miedo a volver. 

Desde hace muchos años soy totalmente contraria al gobierno. Las políticas punitivas, de guerra eterna, de censura, no van conmigo. Lo peor es que gran parte de la población piensa de esa manera: "plomo es lo que hay", "muerte a los guerrilleros", y a todo el que opine diferente lo califican de mamerto o hasta guerrillero. Pero no se acuerdan que si matamos a todos los bandidos, los que quedamos somos los asesinos? Mucha gente no se acuerda de qué es el verdadero amor al prójimo y confunden el respeto a una posición con agachar la cabeza o quedarse callados. 

Yo siempre he sido esa que expresa lo que piensa aunque vaya en contra de la corriente. Porque las ideas son para debatirlas y no para aceptarlas tal como son. Me aterra la gente que se escuda tras un "no me desgasto en esta conversación", "prefiero seguir con mi paz interior", "doy mi opinión cuando lo considero necesario", "yo apoyo con mi granito de arena y pues si quieres aportar hazlo", con tal de no tener una confrontación argumentada. A la gente se le está olvidando debatir. 

Creo que lo que necesitamos es cambiar un chip. Ese que nos trastornaron desde hace años cuando nos metieron en la cabeza que la única manera de acabar la guerra, era con más guerra. Y siento que podemos hacerlo. Pero como dije, no estoy lista y me gustaría prepararme para ello, no sólo intelectualmente sino psicológicamente, porque necesitaré mucha resiliencia para lo que viene.

Volveré, seguro, pero no sé cuándo. Como dice Rubén Blades: decisiones, cada día, alguien pierde, alguien gana, Ave María!



Este texto es el reflejo de una conversación que tuve ayer con una persona muy importante para mí. Que me ha acompañado en los últimos meses y no me ha dejado caer cuando más débil he estado. 

Gracias por leerme y hacer que mis letras sigan vivas. 

Aquí seguiré escribiendo, dejando fluir lo que siento y seguro cuando vuelva a Colombia, también continuaré. 

Algunos me llaman loca por tener la esperanza de aportar un granito de arena a que las cosas cambien, pero de pronto lo que necesitamos es más locos? 

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